Es una enfermedad rara pero altamente letal en el que una amiba, que se puede encontrar en agua dulce caliente o estancada como la de albercas o lagos, afecta al sistema nervioso. Sólo cinco personas han sobrevivido a la enfermedad, lo que representa una tasa de mortalidad de 97%.
La infección puede ocurrir si el agua contaminada entra profundamente en las cavidades de los senos nasales. Hay pocos síntomas en los primeros días de la infección más allá de una pérdida del sentido del olfato, pero la mayoría de los infectados mueren dentro de los 14 días de exposición.
Alrededor de 60 casos han sido reportados desde 1975 en los Estados Unidos, aunque menos de 300 en todo el mundo en la historia médica. La única buena noticia es que la amiba es extremadamente sensible al cloro, por lo que su alberca local es segura.
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